domingo, 26 de enero de 2014

La religión

Cuando eramos chicos le rezábamos a dios, nadie cuestionaba, si le creíamos todo a nuestros padres, si nos decían que había que ser agradecidos, que mas da, los seguíamos en todo, nuestras luces en el mundo,.
Pero ya no somos chicos, y quien alguna vez quisiste ser, es quien querés evitar. Ahora ves a eso que decían que era la razón del mundo y te das cuenta que no es tan así. Caes de inseguridad, de horror. Las mentes necesitan seguridad, cuando no hay certeza. "Todos necesitamos creer en algo". Sabemos que algo existe, porque queremos pensar que tiene que ser así, que existimos.
Esa necesidad, inherente a nuestro existir, es, explotada. Se forman grupos, ritos, formas de pensar que estaremos aun mas seguros y felices que con la tenue certeza. Rezar, hablar, echarle las culpas a otro mas, cuando no queremos culpar a alguien, en especial, a uno mismo, también para pedir ayuda, para la esperanza. Formamos grupos aun mas grandes, inventamos que ese ser nos exige cosas, cosas que creemos que debemos hacer, pero que necesitamos una excusa, mil motivos, para creer. Las instituciones se forman, con naturalidad, cuando el tiempo vuelva, para darle forma a nuestra deidad, a nuestro actuar, los peregrinos se unen, caminan juntos en el valle de crecer que tenemos una certeza, por una razón. Y sus cabezas, infieles usan esa excusa, al parecer nuestro destino, para su conveniencia. Asco, eso me dan, jugar con el deseo y la necesidad. Algo natural, aunque parece que la sed de poder también es algo categóricamente nuestro. Nos encerramos para sentirnos libres, queremos pensar que alguien nos observa, que somos sus fieles rebaños, porque somos asquerosamente narcisistas, obsesivos, la inmensidad nos da miedo. y sobre todo, vacío.  Juegan con eso, y nosotros aceptamos el juego, los lideres de las instituciones nos necesitan, y nosotros a ellos. Las dos caras de la misma moneda, educación y posibilidad, una variable, pero el humano es una constante- ellos igual nosotros. Grandes, seguros, poderosos. Pequeños, temerosos, a la deriva. Algunos, viendo, impotentes, si seria lindo imaginar que no hay religión, predico Lennon. Seguimos lejos mientras aun esta nos sirva para inventar excusas. Excusas que disfrazan cosas nuestras, puramente humanas, con aura divina. porque en el fondo, nosotros somos el centro del mundo, lo sabemos, lo queremos, lo necesitamos, pero, un poquito de vergûenzita da decirlo ¿no?